¿Qué características tiene la arquitectura del arte prerrománico asturiano?

Arquitectura mudéjar

Arquitectura prerrománica asturiana. España. Iglesia de San Martín Arquitectura prerrománica asturiana. España. Iglesia de Santa María en el Monte Naranco. Construida como palacio por orden del rey Ramiro I de Asturias (791-850), fue convertida en iglesia a finales del siglo XIII. Vista exterior. Oviedo. Asturias. Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Arquitectura prerrománica asturiana. España. Iglesia de Santa María del Monte Naranco. Construida como palacio por orden del rey Ramiro I de Asturias (791-850), fue convertida en iglesia a finales del siglo XIII. Vista exterior. Oviedo. Asturias. Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

Impresión enmarcada en madera de 20×16 que incorpora un efecto de mate digital. Las dimensiones exteriores totales son 22×18 pulgadas (559x457mm). La parte trasera tiene un papel de soporte marrón, un soporte para colgar y topes en las esquinas. Acristalado con plástico estireno duradero para proporcionar un acabado prácticamente irrompible similar al vidrio, que se limpia fácilmente con un paño húmedo. El tamaño máximo de la imagen impresa es de 16 “x12”.

Cruz de Asturias

Podría parecer que el término prerrománico define un periodo aún incompleto, anterior al románico hegemónico; sin embargo, en realidad se refiere a la brillante etapa final de unas tradiciones que se remontan al arte paleocristiano, que provienen del mundo clásico y que demuestran la participación de Asturias en la vanguardia cultural europea de la Alta Edad Media. Poseemos obras fechadas entre los siglos VIII y X que atestiguan el desarrollo del Reino de Asturias, comparable al de las cortes bizantina o carolingia, pero también de pequeñas comunidades monásticas, demostrando una riqueza intelectual cuyo legado artístico ahora apreciamos. Estos promotores contaron con el apoyo de expertos artistas, con gran dominio técnico y capacidad simbólica, integrando escultura y pintura o salvaguardando la delicada orfebrería.

Se considera el conjunto más completo y homogéneo de la arquitectura bajomedieval de Europa Occidental, concentrado geográficamente y excepcionalmente bien conservado en su estado original, factores que lo hacen único. Se desarrolló en pleno esplendor del emirato de Córdoba y trascendió a su tiempo, influyendo en la arquitectura europea posterior.No en vano, ya en 1985 la Unesco incluyó varias de estas obras en su lista de Patrimonio de la Humanidad, ampliando la lista en 1998 a los seis monumentos asturianos del siglo IX que hoy gozan de esta condición. Además de éstas, hay otras construcciones y obras de arte destacadas que se pueden descubrir en varios municipios.

Arquitectura española

En el siglo IX la llama del cristianismo se mantenía viva en la península ibérica en el pequeño Reino de las Asturias. Aquí se creó un innovador estilo arquitectónico prerrománico que iba a desempeñar un papel importante en el desarrollo de la arquitectura religiosa de la península. Sus mayores logros pueden verse en las iglesias de Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo, Santa Cristina de Lena, la Cámara Santa y San Julián de los Prados, en la antigua capital de Oviedo y sus alrededores. A ellos se asocia la notable estructura de ingeniería hidráulica contemporánea conocida como La Foncalada.

En la Península Ibérica, la llama del cristianismo en el siglo IX sólo existía en el pequeño Reino de Asturias. Aquí surgió el estilo arquitectónico proto-románico, que desempeñó un papel importante en el desarrollo de la arquitectura religiosa en toda la región. Las máximas manifestaciones de este estilo pueden verse en las iglesias de Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo, Santa Cristina de Lena, Cámara Santa y San Julián de los Prados en la antigua capital de Oviedo y sus alrededores. En las proximidades se encuentra una destacada estructura de ingeniería hidráulica moderna conocida como La Foncalada.

Arquitectura visigoda

En el siglo V, los godos, una tribu cristianizada de origen germánico oriental, llegaron a la península ibérica tras la caída del imperio romano, y dominaron la mayor parte del territorio, intentando continuar el orden romano mediante el llamado Ordo Gothorum.

En el año 710, el rey visigodo Wittiza murió, y en lugar de ser sucedido por el mayor de sus tres hijos, Agila, el trono fue usurpado por el duque de la Bética, Roderic. El joven heredero buscó apoyo para recuperar el trono y, aparte del respaldo local, se dirigió al reino musulmán del norte de África. Tarik, el califa de Damasco gobernador en Tánger, recibió permiso para ofrecer su ejército y desembarcar en España, dispuesto a enfrentarse al ejército visigodo del rey Roderic.

El 19 de julio de 711 tuvo lugar la batalla de Guadalete, cerca de Gibraltar, donde los partidarios del heredero de Witiza, apoyados por el ejército musulmán de Tarik, mataron al rey Roderic y destruyeron el ejército visigodo. Tarik y sus tropas aprovecharon entonces su superioridad militar y marcharon sobre la capital visigoda, Toledo, tomándola casi sin oposición[2].

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